- Lun, 27 Jun 2022, 03:24
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El 4 de septiembre de 1985, el tabloide británico The Sun publicó una historia sobre una pareja, Ron y May Hall, cuya casa se incendió debido a un fuego que se inició en una sartén. Sólo un cuadro quedó intacto en aquel incendio. De entre las cenizas y escombros solo sobrevivió el cuadro de "El niño que llora".

Un oficial de la estación de bomberos, Alan Wilkinson, dijo que conocía muchos otros casos en los que esta misma pintura, o similares, habían sido los únicos objetos que no resultaban dañados por las llamas en otros incendios. Una foto que acompañaba la historia mostraba a The Crying Boy, y la leyenda decía: "Lágrimas de miedo: el retrato que los bomberos afirman está maldito". Aunque en realidad los bomberos nunca mencionaron la palabra "maldito", acababa de nacer una leyenda.
Los días siguientes The Sun comenzó a recibir llamadas y cartas de personas que decían haber sufrido la maldición de los cuadros. Dora Mann contó que su casa se quemó solo seis meses después de comprar la pintura. “Todos mis cuadros fueron destruidos, excepto el del niño que llora”.
Otro lector dijo que su hijo se había "atrapado sus partes íntimas con un gancho" justo después de comprar un cuadro de "El niño que llora". Una tercera afirmó que su esposo y sus tres hijos habían muerto desde que lo compraron en 1959.
Existen dos historias que intentan dar origen a los cuadros. La primera cuenta que el autor, un italiano de nombre Bruno Amadio, cansado de no vender sus obras decidió hacer un pacto con el diablo, llevándolo al éxito, y vendiendo miles de copias de una serie de unos 27 cuadros, todos relacionados con "niños llorando", a expensas de que éstos quedarían malditos.
Por otro lado se difundió la historia de que el “niño llorón” era un sin techo español llamado Don Bonillo, cuyos padres habían muerto en un incendio. Nadie quería acogerlo, porque dondequiera que el niño se quedaba, ocurría un incendio. Un artista, Bruno Amadio, quién se trasladó a España en su juventud, lo pintó para reflejar la tristeza, pero luego el estudio del artista fue destruido por un incendio. Años más tarde, se encontró un cuerpo no identificado dentro de los restos carbonizados de un coche. El carnet de conducir de aquel desconocido estaba nombre de “Don Bonillo”. Esa historia nunca fue confirmada pero si ayudó al éxito de la leyenda.
El miedo y la leyenda crecieron cuando se incendió otra casa que exhibía una pintura de un “niño llorando”, aunque en esta ocasión era de otra artista llamada Anna Zinkeisen. La historia sobre el incendio hizo que un portavoz del cuerpo de bomberos afirmara que no había motivo de alarma, pero agregó: “Estos incidentes son cada vez más frecuentes”.
The Sun, emocionado por el éxito de la historia, se ofreció a quitar las pinturas “malditas” de las manos de la gente, y pronto, sus oficinas se llenaron con más de 2500 copias de The Crying Boy que terminaron quemados en una hoguera gigantesca.

En 2010, un presentador de radio de la BBC, Steve Punt, intentó quemar a El niño que llora en directo en su programa, Punt PI. El intento fue filmado y puesto en YouTube.
Punt prendió fuego a la pintura, pero las llamas no se propagaron. Llegó a la conclusión de que la pintura estaba cubierta con algún tipo de capa retardante de fuego, lo que podría explicar su capacidad ignífuga.
Punt terminó el espectáculo diciendo que dejaría la pintura en el porche de su casa y dejando la siguiente pregunta en el aire:
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Entre las cenizas

Un oficial de la estación de bomberos, Alan Wilkinson, dijo que conocía muchos otros casos en los que esta misma pintura, o similares, habían sido los únicos objetos que no resultaban dañados por las llamas en otros incendios. Una foto que acompañaba la historia mostraba a The Crying Boy, y la leyenda decía: "Lágrimas de miedo: el retrato que los bomberos afirman está maldito". Aunque en realidad los bomberos nunca mencionaron la palabra "maldito", acababa de nacer una leyenda.
Los días siguientes The Sun comenzó a recibir llamadas y cartas de personas que decían haber sufrido la maldición de los cuadros. Dora Mann contó que su casa se quemó solo seis meses después de comprar la pintura. “Todos mis cuadros fueron destruidos, excepto el del niño que llora”.
Otro lector dijo que su hijo se había "atrapado sus partes íntimas con un gancho" justo después de comprar un cuadro de "El niño que llora". Una tercera afirmó que su esposo y sus tres hijos habían muerto desde que lo compraron en 1959.
la leyenda de el niño que llora
Por otro lado se difundió la historia de que el “niño llorón” era un sin techo español llamado Don Bonillo, cuyos padres habían muerto en un incendio. Nadie quería acogerlo, porque dondequiera que el niño se quedaba, ocurría un incendio. Un artista, Bruno Amadio, quién se trasladó a España en su juventud, lo pintó para reflejar la tristeza, pero luego el estudio del artista fue destruido por un incendio. Años más tarde, se encontró un cuerpo no identificado dentro de los restos carbonizados de un coche. El carnet de conducir de aquel desconocido estaba nombre de “Don Bonillo”. Esa historia nunca fue confirmada pero si ayudó al éxito de la leyenda.
El miedo y la leyenda crecieron cuando se incendió otra casa que exhibía una pintura de un “niño llorando”, aunque en esta ocasión era de otra artista llamada Anna Zinkeisen. La historia sobre el incendio hizo que un portavoz del cuerpo de bomberos afirmara que no había motivo de alarma, pero agregó: “Estos incidentes son cada vez más frecuentes”.
The Sun, emocionado por el éxito de la historia, se ofreció a quitar las pinturas “malditas” de las manos de la gente, y pronto, sus oficinas se llenaron con más de 2500 copias de The Crying Boy que terminaron quemados en una hoguera gigantesca.

En 2010, un presentador de radio de la BBC, Steve Punt, intentó quemar a El niño que llora en directo en su programa, Punt PI. El intento fue filmado y puesto en YouTube.
Punt prendió fuego a la pintura, pero las llamas no se propagaron. Llegó a la conclusión de que la pintura estaba cubierta con algún tipo de capa retardante de fuego, lo que podría explicar su capacidad ignífuga.
Punt terminó el espectáculo diciendo que dejaría la pintura en el porche de su casa y dejando la siguiente pregunta en el aire:
"No me voy a arriesgar, ¿y tú?"La leyenda de los cuadros de El niño que llora sigue viva, y aún hay quienes tienen estas obras en sus casas a pesar de que en cualquier momento pueden terminar siendo lo único que sobreviva a un incendio.
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¿Has sentido alguna vez esas cosas punzantes en la nuca? Son ellos…