- Sab, 09 Abr 2022, 12:07
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Moeraki es una península azotada por el viento en Otago, en la costa sureste de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Hoy es un lugar turístico popular; famoso por tener una costa escarpada, los pequeños pingüinos azules, el faro de Moeraki y un fenómeno de la naturaleza conocido como las rocas de Moeraki.
Las Moeraki Boulders son un conjunto de grandes rocas, algunas de varias toneladas de peso y de un tamaño de hasta 2,2 metros de diámetro. Hasta aquí podrían parecer piedras "normales" pero lo realmente llamativo son sus formas casi perfectas y aunque se trata de un fenómeno natural que dio forma a las rocas hace unos 65 millones de años lo cierto es que se les asocia con otros orígenes místicos.
Antes de la llegada de los europeos, Moeraki estaba habitada por maoríes, pequeños grupos tribales que viajaban por la costa pescando y cazando. Era común en esos días que los maoríes tuvieran perros dentro de sus fortificaciones a las que llamaban su "Pa".
Los perros se mantuvieron por varias razones: perros guardianes, mascotas y, en tiempos difíciles, eran una fuente de alimento. Uno de esos perros, uno de los favoritos de la Kuia (mujer antigua), era un gran perro negro, malhumorado y distante, pero por lo general un gran perro guardián que ladraba a todo lo que se movía.
Siempre fue un gran consuelo para los Kuia, porque el perro dormía justo afuera de su whare (casa) y junto a la del jefe ofreciendo protección. A lo largo del día, estuvo siempre daba vueltas por el campamento en busca de restos de comida
Se rumorea que una noche el jefe, que salía de su choza para hacer sus necesidades, sin mirar por dónde iba, tropezó con el miserable animal dormido.
El anciano jefe se cayó y se lastimó la pierna, y el perro aulló de miedo y lo mordió. El perro salió corriendo, gruñendo y mordiendo a todo lo que se le interponía. Enfurecido, el jefe ordenó que capturaran al animal, lo mataran y lo sirvieran para la cena.
Más tarde ese día, mientras comía kai (cena), la Kuia miró a su alrededor en busca del viejo perro para darle algunas sobras y al no verlo le preguntó al jefe: "¿Dónde está el perro negro?"
A lo que el jefe respondió: “¡Te lo estás comiendo!”. La anciana Kuia, se levantó con rabia y tiró toda la comida.
Ella dio un paso atrás y lanzó un Makutu (maldición) sobre el jefe. Y cue tan las leyendas que fue la última cena del jefe que tras atragantarse con un hueso del perro, murió.
En su maldición, Kuia dijo que nadie en Moeraki volvería a lastimar a un perro negro y, desde ese momento hasta el día de hoy, la aparición de un gran perro negro en las Moeraki debe considerarse un mal presagio.
Algunos años más tarde, cuando llegaron los europeos y el asentamiento de Moeraki se convirtió en un pueblo de pescadores y una estación de faro, comenzaron a contarse extrañas historias de un perro negro que se acercaba por la noche.
Cuenta la leyenda que en ocasiones el perro hacia de guía, zigzagueando delante de aquellos que lo veían como una forma de guía aunque también se cuenta que causó la muerte de algunos, llevándolos a caer en zonas peligrosas.
Durante más de 150 años, se ha contado la historia, muchas personas han visto al perro, nadie reclamó su propiedad y nunca se lo ha visto durante el día. Ojalá no seas el siguiente en ver al perro negro.
Extraído de www.insidemystery.com
Las Moeraki Boulders son un conjunto de grandes rocas, algunas de varias toneladas de peso y de un tamaño de hasta 2,2 metros de diámetro. Hasta aquí podrían parecer piedras "normales" pero lo realmente llamativo son sus formas casi perfectas y aunque se trata de un fenómeno natural que dio forma a las rocas hace unos 65 millones de años lo cierto es que se les asocia con otros orígenes místicos.
Antes de la llegada de los europeos, Moeraki estaba habitada por maoríes, pequeños grupos tribales que viajaban por la costa pescando y cazando. Era común en esos días que los maoríes tuvieran perros dentro de sus fortificaciones a las que llamaban su "Pa".
Los perros se mantuvieron por varias razones: perros guardianes, mascotas y, en tiempos difíciles, eran una fuente de alimento. Uno de esos perros, uno de los favoritos de la Kuia (mujer antigua), era un gran perro negro, malhumorado y distante, pero por lo general un gran perro guardián que ladraba a todo lo que se movía.
Siempre fue un gran consuelo para los Kuia, porque el perro dormía justo afuera de su whare (casa) y junto a la del jefe ofreciendo protección. A lo largo del día, estuvo siempre daba vueltas por el campamento en busca de restos de comida
Se rumorea que una noche el jefe, que salía de su choza para hacer sus necesidades, sin mirar por dónde iba, tropezó con el miserable animal dormido.
El anciano jefe se cayó y se lastimó la pierna, y el perro aulló de miedo y lo mordió. El perro salió corriendo, gruñendo y mordiendo a todo lo que se le interponía. Enfurecido, el jefe ordenó que capturaran al animal, lo mataran y lo sirvieran para la cena.
Más tarde ese día, mientras comía kai (cena), la Kuia miró a su alrededor en busca del viejo perro para darle algunas sobras y al no verlo le preguntó al jefe: "¿Dónde está el perro negro?"
A lo que el jefe respondió: “¡Te lo estás comiendo!”. La anciana Kuia, se levantó con rabia y tiró toda la comida.
Ella dio un paso atrás y lanzó un Makutu (maldición) sobre el jefe. Y cue tan las leyendas que fue la última cena del jefe que tras atragantarse con un hueso del perro, murió.
En su maldición, Kuia dijo que nadie en Moeraki volvería a lastimar a un perro negro y, desde ese momento hasta el día de hoy, la aparición de un gran perro negro en las Moeraki debe considerarse un mal presagio.
Algunos años más tarde, cuando llegaron los europeos y el asentamiento de Moeraki se convirtió en un pueblo de pescadores y una estación de faro, comenzaron a contarse extrañas historias de un perro negro que se acercaba por la noche.
Cuenta la leyenda que en ocasiones el perro hacia de guía, zigzagueando delante de aquellos que lo veían como una forma de guía aunque también se cuenta que causó la muerte de algunos, llevándolos a caer en zonas peligrosas.
Durante más de 150 años, se ha contado la historia, muchas personas han visto al perro, nadie reclamó su propiedad y nunca se lo ha visto durante el día. Ojalá no seas el siguiente en ver al perro negro.
Extraído de www.insidemystery.com
¿Has sentido alguna vez esas cosas punzantes en la nuca? Son ellos…