- Vie, 09 Dic 2022, 05:35
#1235
En lo profundo del bosque una niña llora junto al río.
Es de noche y su cuerpo frágil tiembla de frío.
Con mucho esfuerzo alza una mirada al cielo
y con su último aliento pronuncia, al fin, un ruego...
Conmovido, el gran espíritu responde:
—Hace frío, pequeña. Vuelve a casa. Cumpliré tu deseo.
Amanece en un parpadeo, la niña está de vuelta en casa,
sube a la habitación de la madre, la encuentra junto a la cama.
No hay rastro de sangre entre las sábanas,
ni el padre alcoholizado, ni el cuchillo heridor.
Madre e hija lloran, se besan, se abrazan...
Todavía no saben que son almas del Señor.
Es de noche y su cuerpo frágil tiembla de frío.
Con mucho esfuerzo alza una mirada al cielo
y con su último aliento pronuncia, al fin, un ruego...
Conmovido, el gran espíritu responde:
—Hace frío, pequeña. Vuelve a casa. Cumpliré tu deseo.
Amanece en un parpadeo, la niña está de vuelta en casa,
sube a la habitación de la madre, la encuentra junto a la cama.
No hay rastro de sangre entre las sábanas,
ni el padre alcoholizado, ni el cuchillo heridor.
Madre e hija lloran, se besan, se abrazan...
Todavía no saben que son almas del Señor.