- Lun, 05 Sep 2022, 23:43
#882
Una breve experiencia…
En mis andanzas en el norte, aparte de Copiapó tuve la oportunidad de visitar Antofagasta dos veces. La primera vez fue una zona conocida por sus largas cuestas, poblaciones al pie de los cerros, en donde el cementerio general es protagonista de este relato.
La casa en donde descansaba estaba al lado de una de las murallas del cementerio, la capilla estaba también en una zona cercana entre varias casas. Estuve en ese lugar cerca de 7 meses, conocí gente especial, optimista y de buen humor.
Cuando llevaba cuatro meses visité el cementerio (si bien usa ese lugar como un atajo para llegar a ciertas zonas nunca me detuve a conocerlo) y noté que muchos de los pasillos estaban muy descuidados. Al preguntar, muchos me contestaron que el estado es producto de un aluvión que sufrió la ciudad años atrás y que nadie se había hecho cargo en restaurar.
Al caminar vi que muchas tumbas estaban abiertas, alguna de par en par dando a conocer a los que guardaban con recelo, varios esqueletos tenían ropa, joyas y otros objetos, quizás artículos que quisieron llevarse a la otra vida. Luego de un rato, a la mitad del pasillo noté una figura de un animal, pero hecho de oro y mi compañero sin pudor alguno lo tomó y se lo metió en el bolso. Le dije que quizás eso era de ‘alguien’ de acá, rogando que se diera cuenta que podría ser de un muerto, pero se hizo el desentendido y siguió.
Finalmente salimos y seguimos en lo que hacíamos mejor hasta llegar a la pensión en la noche y prepararnos para el día siguiente. Esa noche fue distinta al resto. Noté que el ambiente cambió al llegar la hora de dormir, la habitación estaba muy helada, no podría decir ‘mas de lo normal’ ya que estábamos en primavera, hacía calor en la noche. Los días pasaron y las noches seguían frías, escuchaba como se caían las cosas en la habitación de al lado, donde estudiábamos. Llegó a un punto que una mañana notamos que toda la habitación estaba desordenada.
Lo de la figura ya me había olvidado así que le di a mi compañero la opción de que uno de los dos era sonámbulo. El desorden siguió por mas noches. En secreto, puse una grabadora (que previamente conseguí) para dejarla en la habitación de estudio para el día siguiente escuchar.
La mañana siguiente me puse a escuchar y me quedé helado, se escuchaban pasos como si fueran mas de diez personas… era imposible ya que la puerta se abre de afuera sólo con llave. En la noche hice el experimento de la harina en el piso, mi compañero no entendía que hacía, pero no opuso resistencia. Al llegar la mañana e ir a la habitación de estudio noté que la harina no tenía ni una sola marca, pero si se escucharon pasos en la grabación.
Mi compañero ordenó sus cosas y se llevó la mochila al dormitorio. Esa noche, a las 2 am escuché pasos en la habitación. Con temor me levanté y al encender la luz vi pasar una sombra muy oscura en la pared mas lejana. Mi compañero se despertó y al incorporarse creo que vio lo mismo y gritó a lo cual la sombra pasó a la otra pared y desapareció.
Fue en ese momento que me acordé de la figura así que me levanté y tomé la mochila de mi compañero y encontré que la figura estaba en uno de los bolsillos. Le dije que mañana iremos a dejar esa cosa en donde lo encontramos.
Hicimos eso, y la sombra, los pasos y el desorden nunca más se repitió…
Lo que está en cursiva es la experiencia tal y como la escribí en mi diario de viaje. Otro día les compartiré más experiencias.
En mis andanzas en el norte, aparte de Copiapó tuve la oportunidad de visitar Antofagasta dos veces. La primera vez fue una zona conocida por sus largas cuestas, poblaciones al pie de los cerros, en donde el cementerio general es protagonista de este relato.
La casa en donde descansaba estaba al lado de una de las murallas del cementerio, la capilla estaba también en una zona cercana entre varias casas. Estuve en ese lugar cerca de 7 meses, conocí gente especial, optimista y de buen humor.
Cuando llevaba cuatro meses visité el cementerio (si bien usa ese lugar como un atajo para llegar a ciertas zonas nunca me detuve a conocerlo) y noté que muchos de los pasillos estaban muy descuidados. Al preguntar, muchos me contestaron que el estado es producto de un aluvión que sufrió la ciudad años atrás y que nadie se había hecho cargo en restaurar.
Al caminar vi que muchas tumbas estaban abiertas, alguna de par en par dando a conocer a los que guardaban con recelo, varios esqueletos tenían ropa, joyas y otros objetos, quizás artículos que quisieron llevarse a la otra vida. Luego de un rato, a la mitad del pasillo noté una figura de un animal, pero hecho de oro y mi compañero sin pudor alguno lo tomó y se lo metió en el bolso. Le dije que quizás eso era de ‘alguien’ de acá, rogando que se diera cuenta que podría ser de un muerto, pero se hizo el desentendido y siguió.
Finalmente salimos y seguimos en lo que hacíamos mejor hasta llegar a la pensión en la noche y prepararnos para el día siguiente. Esa noche fue distinta al resto. Noté que el ambiente cambió al llegar la hora de dormir, la habitación estaba muy helada, no podría decir ‘mas de lo normal’ ya que estábamos en primavera, hacía calor en la noche. Los días pasaron y las noches seguían frías, escuchaba como se caían las cosas en la habitación de al lado, donde estudiábamos. Llegó a un punto que una mañana notamos que toda la habitación estaba desordenada.
Lo de la figura ya me había olvidado así que le di a mi compañero la opción de que uno de los dos era sonámbulo. El desorden siguió por mas noches. En secreto, puse una grabadora (que previamente conseguí) para dejarla en la habitación de estudio para el día siguiente escuchar.
La mañana siguiente me puse a escuchar y me quedé helado, se escuchaban pasos como si fueran mas de diez personas… era imposible ya que la puerta se abre de afuera sólo con llave. En la noche hice el experimento de la harina en el piso, mi compañero no entendía que hacía, pero no opuso resistencia. Al llegar la mañana e ir a la habitación de estudio noté que la harina no tenía ni una sola marca, pero si se escucharon pasos en la grabación.
Mi compañero ordenó sus cosas y se llevó la mochila al dormitorio. Esa noche, a las 2 am escuché pasos en la habitación. Con temor me levanté y al encender la luz vi pasar una sombra muy oscura en la pared mas lejana. Mi compañero se despertó y al incorporarse creo que vio lo mismo y gritó a lo cual la sombra pasó a la otra pared y desapareció.
Fue en ese momento que me acordé de la figura así que me levanté y tomé la mochila de mi compañero y encontré que la figura estaba en uno de los bolsillos. Le dije que mañana iremos a dejar esa cosa en donde lo encontramos.
Hicimos eso, y la sombra, los pasos y el desorden nunca más se repitió…
Lo que está en cursiva es la experiencia tal y como la escribí en mi diario de viaje. Otro día les compartiré más experiencias.
Festina le gusta esto
A coelo usque ad centrum, scientia ac labore: flectere si nequeo superos, acheronta movebo...